sábado, 23 de mayo de 2009

Midiendo la felicidad...

"Aunque el resto del mundo no consiga encontrar una solución en estos inciertos tiempos que corren, este diminuto reino budista situado en las alturas del Himalaya dice que está dando vueltas a la respuesta.
[...]El concepto de Felicidad Interior Bruta (FIB) fue ideado por el anterior monarca [...] en los años setenta, como una alternativa al Producto Interior Bruto (PIB).
[...]
"Ya ve en lo que acaba la dedicación completa al desarrollo económico", dice refiriéndose a la crisis[...] Conforme a una nueva Constitución aprobada el pasado año, los programas del Gobierno [...] deben juzgarse no sólo por los beneficios económicos que pueden generar, sino por la felicidad que reportan.
[...]
Así que los butaneses crearon un intrincado modelo de bienestar formado por los cuatro pilares, los nueve campos y los 72 indicadores de la felicidad.
En concreto, el Gobierno ha determinado que los cuatro pilares de una sociedad son la economía, la cultura, el medio ambiente y el buen gobierno. Éstos se dividen en nueve campos: bienestar psicológico, ecología, salud, educación, cultura, formas de vida, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad y buen gobierno, cada uno con su propio índice FIB ponderado y no ponderado.
[...]En el campo del bienestar psicológico, por ejemplo, los indicadores incluyen la frecuencia de la oración y la meditación, y de sentimientos como el egoísmo, los celos, la tranquilidad, la compasión, la generosidad y la frustración, además de los pensamientos suicidas."

El reino de Bután no sólo busca la felicidad, también la mide,
El País 21/05

sábado, 16 de mayo de 2009

Desnudando al Viña Rock















1:
Con polar y sudadera


Rojo. Amarillo. Amarillo. Verde. Rojo. Amarillo…
Así, a espasmos de colores, se mueven los jóvenes y no tan jóvenes bajo una carpa improvisada entre dos caravanas donde suena reagge y drum & bass: una de las tropecientas raves esparcidas por el descampado que hace la función de parking-camping. Pronto se hará de día, pero en esta isla llamada Villarrobledo la fiesta es inmortal mientras el Viña siga vivo. Una isla en la que de día es verano y de noche invierno, una isla en la que la palabra cansancio carece de sentido, una isla en la que la higiene se reduce a mínimos y se aprovecha todo al máximo, una isla de música y baile y borracheras y otras cosas. Un Las Vegas en miniatura, no por los casinos sino por el sexo, el dinero y las drogas que corren. Pero, ¿qué más se puede pedir si el día se pasa entre apalanque al sol, conciertos, beber, comer, conciertos, beber y, si hay tiempo, dormir un ratillo?


2: En ropa interior


Sí, las duchas son una gran carpa con suelo de tabletas de madera y palos de acero raquíticos terminados en una alcachofa, donde se apelotonan un montón de cuerpos a la vista entre ellos por la inexistencia de cortinas (¡cómo recuerda a los campos de concentración nazis de las pelis!), por las que pagas un euro y sólo pasas una vez (a lo sumo dos) en los cuatro días de festival; sí, los lavabos son “policlín” guarros, siempre con truños que se amontonan hasta por encima de la taza del váter; sí, las tiendas de campaña están llenas de todo tipo de ocupas como arañas o cortapichas.; sí, la gente lleva la misma ropa interior durante varios días; sí, el menú por excelencia de casi todos es bocatas, bocatas y más bocatas; sí, muchos visten ropa hecha trizas y toda suerte de harapos; en fin, sí, se trata de un camping de mínimos y de un ambiente tirado pero NO, esa NO es la realidad.
Es como esas imágenes que dependiendo de con qué ángulo las mires cambian, ese plástico-cartón con tacto raro que venía en las bolsas de patatas fritas de cuando éramos críos. Porque ¿y la pasta que te gastas en bebida, en comida al salir del recinto con toda la papa y ver esas tiras de salchichas, esas morcillas, en cafés para que te dejen entrar al baño de la gasolinera, en pulseras, colgantes o pendientes en los tenderetes que te rodean vayas donde vayas? ¿Y la de nenes y nenas monos que llevan el modelito de tirados estudiadísimo pero que se han gastado una pasta en esas bambas tan chulas, en esa tabletilla de costo del bueno, en esas pastis? No sé yo si no se acerca más bien a un camping de lujo

3: En pelotas

En realidad, en vez de Viña Rock lo podríamos llamar cómo pagarse un año sabático en 5 días. Es del negocio del siglo. Los chalets adosados (feísimos por cierto) se convierten en bares improvisados a cada dos pasos, que te ofrecen bolsas de hielo(muy necesarias cuando estás en un camping sin nevera), minis de calimocho y cerveza, tabaco (casi siempre Lucky, qué linces…) y alguna que otra bebida más. ¡Hasta el Barça-Madrid pusieron unos en una pantalla que sacaron al “corral” donde estaba la “barra”! Y luego están las casas en las que se ofrece ducha con agua caliente a 2€. Si es que no se les escapa nada.
Pues bien, contando que fuéramos unos 50000, como dicen los medios de comunicación, que pasamos por allí cada día y que el pueblo tiene 25410 habitantes (¡la mitad!) y que de ellos sólo un 20% (cosecha propia) viven cerca del recinto del festival, no hace falta dar muchas más cifras.
Luego están los tendereteros que aprovechan la mina de oro. Plantan sus negocios en la zona de conciertos o en la rambla que va del camping hasta allí y se sacan un sueldazo: todos recorremos ese camino como mínimo dos veces, al ir y al volver de fiesta, más otras tantas por motivos varios, y está comprobado que la tentación es irresistible cuando se presenta de forma repetida.
Finalmente están los puestos de comida a la salida del recinto de conciertos que abren a la hora en que estos se acaban. Una estrategia increíblemente bien pensada, la ecuación es la siguiente: a) No dejan entrar bebidas al “mini forum”, así que o te gastas la pasta dentro (¡otra fuente de ingresos más!) o tragas lo que puedes antes de entrar; pero eso normalmente supone que cuando sales la turca ya se te ha bajado un poquillo; b) El hambre suele ser inversamente proporcional a los efectos del alcohol, cuando unos bajan lo otro sube, y directamente proporcional al de los porros, así que cuando finalizan los conciertos la gente suele salir con un apetito feroz ; c) Si son altas horas de la noche y no te has metido mucha mierda, sueles estar de bajón, con lo que caminar te cuesta la de dios; d) Los puestos están nada más salir, con sus productos humeantes y el olor que penetra aunque tu nariz se intente resistir; e) Cada bocata cuesta entre 4 y 5 euros, (contraste: en el bar de la uni nos cuestan máximo 2€).
Conclusión: a+b+c+d+e= ¡nuevo rico!