viernes, 9 de noviembre de 2007

WILCO 8/11


His goal in life was to be an echo

This is not a joke, so please stop smiling


Our houses hemmed into homes

Remember to remember me, standing still in your past, floating fast like a hummingbird
Right about the stars, each one is a setting sun

Razz abarrotado. Decenas de pies colgando por entre la barandilla del segundo piso y otras tantas cabezas apelotonadas en la pista central. En el escenario demasiada luz: cuatro guitarras eléctricas y una acústica, una batería, un teclado, maracas, bajos…Pero nadie toca. Son más de las nueve y los teloneros, cuyo nombre no aparece en la entrada del concierto, deberían de haber empezado a las 20:30.
Las 21:35 y los únicos que se han acercado al micro son los técnicos de sonido. De repente sube al escenario un tío con sombrero, una acústica colgada y una harmónica, a lo Bob Dylan. Con él aparecen también un guitarrista, dos bajistas, un batería y un pianista. El guitarrista se sienta en una silla, coge la eléctrica y se la pone horizontal sobre las piernas, a modo de mesa de mezclas. El del sombrero empieza a rasgar un arpegio en la guitarra. ¿Es él? ¿Es Jeff Tweedy o son los teloneros? El sombrero y los juegos de luces no dejan ver su cara con claridad. Entonces acerca la boca al micro y canta las primeras sílabas de una canción de rock bastante lenta. ¡Sí que es él! ¡Se han comido a los teloneros! Las cabezas empiezan a balancearse con ese movimiento espontáneo que provoca la buena música. Y sí, este es uno de esos casos en los que se puede decir con razón que en directo aún son mejores. La voz de Jeff es muy buena, no decepciona, y el sonido tres cuartos de lo mismo. Además, el guitarrista, aunque entradito en años, es un crack. ¡Vaya solos! Movía los dedos a unas velocidades increíbles. Pero quizás lo mejor del directo es que ves como disfrutan tocando y eso te hace disfrutar también a ti. Hacen que te lo pases bien incluso con canciones que ni conoces. Además, se veían buena gente, sin pretensiones, cercanos. Fueron puntuales, amables, bromistas, ¿qué más se puede pedir?
Transmitían algo especial en sus canciones, sobre todo en “On and on and on”. Con las primeras notas medio Razz estalla en un “Oooooh!” y escuchamos a uno detrás nuestro que dice: “Es que esta canción se ve que va dedicada a su madre que murió hace un año y también es para animar a su padre a seguir adelante: “I will live in you and you will live in me, until we disappear together in a dream.”

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