viernes, 9 de abril de 2010

Tapas, verde y mar (IV)

Águilas: última parada en Murcia antes de entrar en Andalucía.
Pueblo pequeño de pescadores. En realidad, el recuerdo de lo que fue. Pero ha perdido el encanto o puede que la fugacidad de nuestra visita no nos permitiera encontrárselo.

Pequeñas calles de ciudad-pueblo como hay millones, algún que otro edificio antiguo con la fachada desconchada y al final el mar. El paseo con sus terrazas, donde tomamos las primeras tapas del viaje, frente a la playa, con esa sensación tan tranquila que da el calor que no abrasa, mientras a la vez sorbíamos una cerveza bien fría.
Al terminar pedimos unas tijeras en el bar para abrir un paquete de jamón serrano que nos serviría de comida, hicimos una visita rápida al puerto (no había mucho que ver) y de vuelta al coche.

Entramos por fin en la provincia de Andalucía. Pero las moles de colores, horteras, que íbamos viendo no nos invitaban a parar en ninguno de aquellos pueblos o, mejor dicho, almacenes de guiris. Nos saltamos Carboneras y también Mojácar, que la guía Verde pintaba tan bien.


Pero entre curvas, montaña, mar y curvas nos fuimos adentrando en el Parque Natural del Cabo de Gata y cuando ya estábamos empezando a perder la esperanza apareció Agua Amarga. Una cala blanca, al estilo ibicenco pero con la calma de Formentera y también un poco, la verdad, el pijerío.

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