martes, 8 de enero de 2008

Brightly dark


Media Verónica despierta,
Le molestó la luna por la ventana abierta.
[...]la vida es una cárcel con las puertas abiertas
Verónica escribió en la pared con la tripa revuelta.
Media Verónica (Andrés Calamaro)

Esta noche la luna no es más que un triste foco medio fundido en un cielo que alguien ha pintado de betún, olvidándose algunos agujeros por donde se filtra la luz de las estrellas. El mar sólo se distingue a trozos por su brillo líquido y en el muelle no flota más que una Menorquina amarrada.

Hace un frío de noviembre a pesar de ser octubre y una grieta excavada por el salitre en el dintel de la ventana del puesto de mandos deja que una brisa helada se cuele dentro, bajando por la escalera y entrando en el camarote hasta provocarle un escalofrío al contacto con su mejilla mojada. Ella se convierte en caracol y bajo la manta le da la espalda al frío. Sólo sus ojos asoman fuera del caparazón y su mirada descansa sobre su propio reflejo en el cristal de un marco de fotos vacío. Una pequeña luz de piloto ahuyenta a los fantasmas y atrae a los mosquitos. Una luz que es como un proyector por donde se suceden recuerdos y miedos de infancia. De pequeña solía identificar aquella luz con Campanilla, porque estaba convencida de que cada niño tenía una Campanilla que hacía la función de ángel guardaespaldas. Pero la suya la abandonó hace tiempo y ahora ella, al mismo ritmo que se vacía por dentro, se va volviendo transparente, como le sucedía a veces a la pequeña hada. Pero aquí no hay nadie que dé palmadas para salvarla.

Desvía la mirada hacia la pared de madera, donde cuelgan dos fotos pegadas con celo. Son de las islas Kiribati, al sur de Hawai, y del desierto del Sáhara, en Níger. Los dos lugares del planeta con más luminosidad. Y bajo las imágenes una frase: “Por algún motivo, hay menos nubes allí que en otros sitios. Paul Stackhouse (NASA)”. Sueña con viajar allí algún día y guarda un tarro de mermelada vacío, recubierto con una tela completamente opaca, para cuando vaya, para esconder en él un poco de la luz de aquellos lugares y así después, aquí, usarla en los momentos oscuros. Suele imaginarse abriendo con cuidado el tarro y dejando escapar un poco de aquella luz cerca de su cara.

Coge los cascos del iPod y los aprieta con fuerza dentro de sus orejas: así el volumen de la música se superpone al de sus pensamientos insonorizándolos; agarra un puñado de aire frío que ronda alrededor de su cabeza y lo lanza con rabia hacia la puerta del camarote. El aire se va perdiendo por el camino, pero un hilillo consigue salir al exterior por la misma grieta del puesto de mandos por dónde había entrado antes. Fuera continúa su viaje, recogiendo en su trayectoria un poco de brillo líquido y betún y untándolos al final del recorrido en la luz del foco medio fundido.

Qué inútil seguir soñando.

2 comentarios:

Tramuntana dijo...

¿Cómo qué inútil seguir soñando?

Soñar es la ventanita de esperanza que se nos abre para coger fuerzas y seguir adelante.

Me iré pasando y dejando algun comentario, que esto está muy triste.

Mar (Romero)

Tramuntana dijo...

Pr cierto, me ha gustado leer tu lista de películas y canciones y ver que conozco la mayoría. :)

Por cierto, creo que errar en el sentido de equivocarse puede ser consecuencia del otro "errar", pero no tiene por qué.