lunes, 28 de julio de 2008

Salimos del sol y viene el agua

FORMENTERA:

La isla sin semáforos, plagada de italianos que ahuyentan a cualquier otro tipo de turismo; la de las playas patrimonio de la humanidad; la de los hippies q en gran parte ya sólo lo son de cara a los guiris; la de los 600 de todos los colores y los jeeps sin ventanas; la de las calas rocosas con un mar tan turquesa q parece pintado con plastidecors y con una transparencia tan bestia q se podrían contar los granos de arena q hay en el fondo; la de los mercadillos hippies en los q venden sandalias a 130€; la de los yates rosas con mujer de la limpieza incluida; la de la plaga de alquileres de motos (todas azul oscuro no sé por qué); la de la guardia civil con la bandera republicana; la de la plaza d San Ferran con un ambiente hippy de verdad, con gente tocando la guitarra y el perro-caballo extraterrestre más grande que nosotros; en la q para llegar al paraíso sólo hace falta una excursión entre rocas erosionadas por el mar; en la q es imposible no quedarse medio sedada con el sonido de las mini olas al romper, mirando como la espuma se esparce entre los poros rocosos; la del faro del Cap de Barbària (el de Lucia y el sexo) q al asomarte parece q estés suspendida sobre el mar; la del apartamento en el q se desayuna en la terraza con un vista preciosa a l’Estany d’es Peix, con todos los barquitos anclados; la de los vividores q en verano están aquí y el invierno lo pasan en el Caribe; la de Es Pujols, también llamado Guirilandia; la de las puestas de sol únicas sentados en acantilados sobre el mar, en la playa jugando a palas y cariocas o en el Blue Bar, donde unos camareros con la camiseta del símbolo de la paz sirven los mejores nachos que he comido, mientras un dj pincha música chill out con el mar de fondo; la especie de parque temático, por sus recorridos tan preparados; la del cielo sin nubes; la de las peleas en el agua(y fuera de ella tmb); la de los pececillos que perseguimos y las algas, rocas y corales que descubrimos con las gafas de buceo; la de esa sensación indescriptible de libertad al bañarse desnudos; la de los nudistas en cualquier playa; la de las mini conchas y caracolas; la de los concursos a ver quien encuentra más palitos lilas microscópicos entre la arena; la de los caminos llenos de baches q convierten las motos en una especie de atracción; la de las casas con unas vistas increíbles, escondidas entre la vegetación; la de los barcos amarrados suficientemente cerca del paseo como para entrar y salir corriendo al ver un hombre dormido en un sofá de cubierta; en la que te tomas una buena paella en la Fonda Pepe (y aprendes a pelar bichos) y después duermes en la calle sobre unos bancos (o una colchoneta inflable de playa) detrás de la iglesia de San Francesc y te llenas de pinchos de cactús al ir a hacer pis; la del botellón en una cala con paisaje lunar; la de los barcos pirata…en fin, la isla en la q una semana se te hace demasiado corta.

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