lunes, 27 de agosto de 2007

There’s something sticking in my eye (pasado)

Bueno, ahora viene cuando Turquía se lava la cara y se quita todo el maquillaje para turistas. Aunque un poco tarde, por fin conseguimos hablar largo y tendido con unos jóvenes turcos: Bora, que significa tornado, y Aybars, que significa tigre de luna. Ocurrió la mañana del 16 en un vagón de tren griego rumbo a Atenas.

Empezaron con una explicación corta sobre la historia del país, algo que quizás ya tendríamos que haber mirado nosotros por nuestra cuenta. Según nos contaron, durante la Primera Guerra Mundial los turcos estaban del lado de los alemanes y perdieron. Los griegos, británicos, franceses e italianos se propusieron dividir Turquía, pero Atatürk, nacido en Grecia, se levantó como protector declarando la guerra a los invasores y echándolos de allí. Es entonces cuando se convierte en objeto de gran admiración. Él se ocupa de llevar a cabo el duro proceso de europeización. Entre otras cosas cambia el alfabeto árabe por el nuestro, prohíbe el velo y hace de Turquía un país laico (dentro de lo que cabe). Tras aquella guerra de liberación dividida en cuatro batallas (Sakorya, Inönü I, Inönü II y la Gran Batalla) nace la bandera actual: durante los 22días y 22noches que duró la primera batalla el suelo se cubrió de sangre (de ahí el rojo) y en el cielo lo único que brillaba era la luna y una estrella. Así que la luna de la bandera no es ningún símbolo religioso como nosotros pensábamos. Pero alrededor de 1980 hay un golpe de estado y empieza la regresión (si es que se considera una regresión). El velo se vuelve a llevar, las plegarias de las mezquitas pasan de ser en turco a ser en árabe y la religión musulmana va ganando posiciones. Aunque eso no significa que antes la situación fuera mejor: en los años 70 se vivía algo parecido a una dictadura y las torturas estaban a la orden del día. Uno de los sucesos que ejemplifican la represión del momento fue la manifestación llevada a cabo por los estudiantes, que denunciaban aquella situación. La mayoría fueron liquidados a manos de la policía. Además es importante mencionar que lo que nos contaron los dos chicos sobre esta época no eran mitos, eran historias reales que les ocurrieron a amigos de sus padres. Una de las torturas que sufrieron consistía en descargas eléctricas en los genitales.

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